A propósito del mes del amor, ¿has escuchado sobre el mito del amor romántico, sus orígenes y sus posibles consecuencias negativas?, como por ejemplo la “creencia” de que los celos son un signo de amor, e incluso el requisito indispensable para un verdadero amor.
Un mito es una creencia, que se presenta de tal manera que parece como una verdad y es expresada como si fuera absoluta y poco flexible.
Los celos son una emoción que surge ante la amenaza de perder a la persona amada. Independientemente de que la amenaza sea real o imaginada puede tener conductas diversas, dependiendo de las diferencias individuales, sociales, culturales, etc.
Mujeres y hombres reaccionamos de distinta manera ante el descubrimiento de que la pareja está teniendo una relación con otra persona. Los hombres tienden a mostrar sentimientos de enojo (que en algunos casos llegan a expresarse violentamente) y a abandonar la relación, mientras que las mujeres, aunque también se enojan, suelen mostrarse deprimidas, culpándose a sí mismas y tratando de recuperar a su pareja; por otra parte, los hombres se preocupan más ante una infidelidad sexual, mientras que las mujeres dan mayor importancia a que su pareja se haya enamorado de alguien más, incluso puede perdonar la infidelidad si él asegura que la sigue amando.
Estos comportamientos forman parte del mito del amor romántico, en el que se debe conservar la relación de la pareja a toda costa, sin embargo, no aplica igual para hombres que para las mujeres. La infidelidad se perdona porque es algo que puede permitirse a los hombres porque se piensa que es parte de su naturaleza, no así para las mujeres.
Quienes se involucran en este modelo de “amor romántico”, cosa que ocurre particularmente a las mujeres, tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y de permitirla, puesto que consideran que el amor (y la relación de pareja) es lo que da sentido a sus vidas y que romper con la pareja o renunciar a ese amor es el fracaso absoluto de su vida, lo que implica retrasar la decisión de romper, buscar ayuda, y/o cambiar a su pareja (aunque sea una pareja abusiva) y esto llevaría a mantenerse en esa relación violenta.
Considerar que la violencia y el amor son compatibles (o que ciertos comportamientos de maltrato son una prueba de amor) justificaría los celos, los comportamientos posesivos y de control de la pareja como muestra de amor, y culparía del maltrato a la misma mujer por no ajustarse a lo que se espera de las mujeres.
¡Ten cuidado! Los celos no son una muestra de amor o protección por parte de tu pareja. Revisa cómo es tu relación. Recuerda que debes dar y exigir respeto, así como aprender a resolver los conflictos o diferencias de manera pacífica.
Una sana relación no atenta contra tu integridad y dignidad, las diferencias se resuelven con el diálogo y llegando a acuerdos, no con golpes ni insultos.
Antes de dar todo por amor… ¡piensa primero en ti!
Referencias:
- Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja, Equipo investigador dirigido por: Esperanza Bosch Fiol Victoria A. Ferrer Pérez M. Esther García Buades M. Carmen Ramis Palmer M. Carmen Mas Tous Capilla Navarro Guzmán Gema Torrens Espinosa, Universidad de les Illes Balears, 2007
- Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa, Victoria Ferrer Pérez y Esperanza Bosch Fiol, Universidad de las Islas Baleares